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Hemos visto el documental Paraíso, que recoge y explica el despliegue de la cultura de club y rave en Portugal en la transición de los 80 a los 90. Conversamos con su director, Daniel Mota, para comprender las decisiones técnicas y narrativas de esta obra audiovisual, esencial para entender y conocer la eclosión cultural y musical que se vivió en aquellos años en nuestro país vecino.
Hace unas semanas que se puede disfrutar en cines de Portugal de las primeras proyecciones del documental Paraíso, en el que el realizador local Daniel Mota, con experiencia contrastada en el terreno de la no ficción y el reportaje periodístico, pero otro pie en la dirección de videoclips y otros contenidos audiovisuales muy vinculados a lo musical, recorre los primeros años de la escena de la música electrónica lusa. El largometraje se despliega a través de entrevistas a sus figuras indispensables en un formato hiperdinámico y fresco, dando buena cuenta de un fenómeno cultural que, como en otros lugares, apenas tuvo trascendencia mediática o reconocimiento institucional dentro del discurso general de su país, pero sí generó la atención de los agentes británicos, siempre ávidos de capitalizar nuevos destinos turístico-festivos.
El proceso de producción del documental comenzó en 2015. Así nos lo cuenta su director, que ha pasado una década recolectando y dando forma a una cantidad ingente de información y de testimonios para un proyecto que nació como un ambicioso encargo dentro del contexto de la televisión pública de Portugal. “João Ervedosa y María Guedes tenían un programa en Radio Quântica donde entrevistaban a DJs, tanto de la época inicial de la escena como más contemporáneos. Empezaron a ver que el momento con el que estaban más fascinados era el de la transición entre los ochenta y los noventa, que fue un poco el principio de todo esto. Era increíble cómo este momento se llevó a cabo”.
La lista de posibles entrevistados era enorme: unas cuarenta o cincuenta personas. Por ello Mota decidió realizar un cambio respecto al concepto original del programa de radio. “La idea era juntar a la gente en grupos, en parejas. Eso le daba un tono de back to back, y a la vez pensé que iba a eliminar la incomodidad habitual en un documental: alguien hablando con una persona que no está en el plano. Con cincuenta personajes distintos podría haber sido desorientador. No era predecible lo que iban a hablar, pero el hecho de que estuviesen juntos hacía la narración más conversacional. Mientras contaban la historia, miraban a alguien que también la conocía, que tenía sus propios recuerdos e incluso se testeaban pensando: ‘¿Debería estar diciendo esto de este modo?’”. Esa comodidad llevó a grabar entrevistas que duraban tres horas.
Tras esta gran labor de recolección de testimonios, en 2017 ya tenían una buena cantidad de contenido. Pero carecían de material de archivo. “El gran archivo de fotos que usamos y que determina la estética general del documental no fue descubierto hasta 2023”, reconoce el realizador. Daniel y sus colaboradores siguieron haciendo entrevistas durante 2022 y 2023, pero empezaron a sentir cierta urgencia por lanzar el documental. La estética rave estaba siendo introducida cada vez más en la escena pop, tanto en Portugal como en todo el mundo, y algunos clubes icónicos estaban cerrando. El Kremlin de Lisboa, clave para la escena, cerró hace medio año “por las quejas de los vecinos”.
Para acelerar el proceso, el equipo contactó con Henrique Brazão, que “estuvo seis meses encerrado en su habitación montando, haciendo un trabajo admirable”. Finalmente, Paraíso vio la luz hace unos meses. Daniel aún no sabía si convencería a sus protagonistas, hasta que Luis Miguel Abreu (de Kult of Krameria) lo abrazó entre lágrimas para agradecerle.
Aunque Mota haya trabajado activamente en la industria, no es un clubber empedernido. Ser de Oporto tampoco ayudó, pues el foco de la escena estaba en Lisboa. “He estado en unas cuarenta o cincuenta fiestas solo para grabar”, reconoce. “Pero la pasión de sus agentes es contagiosa: nos enamoramos de la escena viendo el amor que esas personas sentían por ella”.
La eclosión de este marco creativo también representa lo que significó la salida de la dictadura de Salazar. “Si te fijas en las imágenes, la gente se vestía de manera exuberante y extravagante; necesitaban crear una identidad y el club es un lugar democrático”. Portugal, bajo el punto de vista del director, tiende a no valorar su cultura. “Había gente diciendo que echaba de menos un tiempo que ni siquiera vivió”. Mota extraña esa capacidad más activa de dragearse y vestirse de maneras peculiares: “No solo se trata de que ahora seamos más conservadores, tiene que ver con el estado de euforia”.
La escena portuguesa llamó la atención internacional en un momento en el que la rave europea empezaba a globalizarse. Portugal fue catalogado como “la nueva Ibiza”, lo que alimentó la idea de paraíso, aunque el título del documental alude más al lugar Discos Paraíso, eje dinamizador de la escena. Mota reconoce que había cierta ingenuidad en el país: “Ibiza sentó el estándar y aquí se trataba de reproducirlo a nuestra manera, porque no tenemos la misma cantidad de dinero”. También advierte entre risas: “Los británicos destruyeron Ibiza y luego vinieron a destruir la nuestra”.
El documental se centra en la mirada de los DJs, quienes moldearon la escena. Falta una perspectiva más crítica sobre temas como la situación queer en los clubes o el consumo de drogas. Mota lo reconoce: “Esta película es una celebración. Las otras cuestiones serían otro documental”. Para él, hablar de las consecuencias de las drogas requeriría otros cuarenta o cincuenta minutos. Paraíso apuesta por la música, la celebración colectiva y los momentos más dulces de una generación que logró salir adelante con éxito.
Emancipación DJ
Los DJs de Portugal comenzaron como “empleados” de los clubes, que les proveían de discos y condicionaban su autonomía. Las raves trajeron internacionalización, eventos espectaculares y reconocimiento global.
Paraíso portugués: la nueva Ibiza
El ojo internacional convirtió a Portugal en un paraíso de la música de baile con Ibiza como referente estético y sonoro, tanto en su auge como en su caída.
Conflictos ausentes
Paraíso no muestra de forma explícita las consecuencias negativas de una escena emergente —drogas, fallecimientos—. El propio Mota afirma que eso implicaría otro documental. Este funciona como un ejercicio de recapitulación del despliegue positivo.
“So Get Up”
«So Get Up», el himno de la escena lisboeta, es la piedra angular de su reconocimiento internacional. Con artistas como Danny Tenaglia, Rob Di Stefano y el mundialmente famoso letrista y vocalista Ithaka (Ithaka Darin Pappas) aka Korvowrong, marca la llegada —lenta y poco conocida— de un nuevo sonido: el comienzo (o el fin) de una era.
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